por el Hermano Pablo
Primero salió corriendo por las calles, dando furiosos ladridos. Tenía la boca espumosa y los ojos inyectados en sangre. Corrió en cuatro patas lanzando mordiscos a diestra y siniestra, sembrando espanto por toda la colonia.
Encontró en su camino a la niña Priscila Cortés, a la que mordió hasta sacarle sangre. Un agente de policía que quiso apresarlo resultó con el uniforme destrozado por uñas y dientes. Por fin, el enfurecido ser fue reducido por tres fuertes agentes.
Sin embargo, no era un can. Era Enrique Cortés Ferrusquilla, de treinta y tres años, habitante de la colonia Prado Churubusco de la ciudad de México. Una tremenda borrachera había producido en él una verdadera metamorfosis, convirtiéndolo poco menos que en un can atacado de hidrofobia.
¡Qué metamorfosis produce en los seres humanos el vicio del alcohol! Los diarios que comentaban la noticia decían que Cortés Ferrusquilla se convirtió, por el líquido de fuego metido en su sistema, no en una enorme cucaracha, como en la famosa Metamorfosis de Franz Kafka, sino en un perro, que salió en cuatro patas espantando a los tranquilos habitantes de la colonia, con «la boca espumosa y el ojo fatal», como dice Rubén Darío del lobo de Gubbia.
El alcohol se está constituyendo de nuevo en el azote de la sociedad. Su peligro está sobrepasando, si es posible, al de las drogas. Hoy no se concibe ninguna fiesta, ninguna celebración, homenaje o festejo sin que haya copas de licor circulando entre los concurrentes, y efectuando, con su ominoso poder, diversas metamorfosis.
No todos los que beben licor necesariamente van a hacer lo mismo que el embriagado de este caso. Pero siempre, lenta e inexorablemente, el alcohol comenzará a efectuar una metamorfosis en la mente y la conciencia del adicto a él.
No hace falta agregar argumentos médicos para darle más peso a este argumento. El poder destructivo del alcohol lo conoce el propio alcohólico mejor que nadie.
Sin embargo, hay una manera de librarse del alcoholismo. Hay una manera de volver a la sobriedad y al dominio propio, y a conservar bien el equilibrio, no sólo físico sino mental, moral y espiritual. Se logra mediante el poder del evangelio de Jesucristo. Porque Cristo, el Señor viviente y triunfante, tiene poder de sobra para regenerar, cambiar y ennoblecer a todo ser humano.
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sábado, 21 de noviembre de 2009
domingo, 26 de julio de 2009
CERO VISIBILIDAD
por Carlos Rey
La autopista que une a São Pablo con el puerto de Santos estaba repleta de automóviles. Eran las siete y veinte de la mañana de un día de trabajo. Había niebla, y la niebla comenzó a mezclarse con el humo de las refinerías y las fábricas. La visibilidad cayó de pronto a cero, lo que obligó al chofer de un autobús a frenar en seco.
Esa maniobra desencadenó una serie de choques entre ciento cuarenta vehículos. Un auto con varios pasajeros quedó prensado entre dos camiones enormes. Todos sus ocupantes murieron. Varios vehículos saltaron la baranda que divide las pistas y chocaron con autos que venían en sentido contrario, y treinta choques más se produjeron.
En cuestión de menos de un minuto, había en la autopista un caos de vehículos chocados, hierros retorcidos y cristales rotos, y un saldo de catorce muertos y ciento diez heridos. ¿La causa general del desastre? Cero visibilidad.
¿Cómo es posible evitar un accidente cuando se conduce a toda velocidad y de pronto no se ve nada por delante? Lo mismo ocurre cuando un avión lleno de pasajeros se acerca de noche a una pista de aterrizaje y de pronto se apagan todas las luces; o cuando un barco navega a toda máquina en medio de la niebla, entre arrecifes, y de pronto se apaga la luz del faro; o cuando un tren expreso entra en una estación atestada de tránsito ferroviario y de pronto ninguna señal roja o verde se enciende.
Así anda nuestra vida cuando la conducimos sin una verdadera luz espiritual. La Biblia dice que «el camino de los malvados es como la más densa oscuridad; ¡ni siquiera saben con qué tropiezan!»1 Y dice que «El sabio tiene los ojos bien puestos, pero el necio anda a oscuras».2 Porque vivir sin fe, vivir sin conocimiento de la Palabra de Dios, vivir sin la seguridad de la salvación, es vivir en tinieblas y andar en camino oscuro al borde de la perdición eterna.
Pero podemos remediar esa situación si reconocemos que Jesucristo es la luz del mundo. Todo el que lo sigue sincera y fielmente no anda en la oscuridad porque no vive en tinieblas. La luz divina de Cristo le proporciona la iluminación necesaria para evitar ciertos errores mortales y equivocaciones suicidas que le pudieran hacer perder el alma eternamente. Jesús dijo: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?»3 Como Cristo, y solamente Él, es la luz del mundo, aceptémoslo como Señor, Salvador, Maestro y Guía para que tengamos a quien nos conduzca por los caminos de este mundo, que de un momento a otro pueden tener cero visibilidad.
1 Pr 4:19
2 Ec 2:14
3 Lc 6:39
La autopista que une a São Pablo con el puerto de Santos estaba repleta de automóviles. Eran las siete y veinte de la mañana de un día de trabajo. Había niebla, y la niebla comenzó a mezclarse con el humo de las refinerías y las fábricas. La visibilidad cayó de pronto a cero, lo que obligó al chofer de un autobús a frenar en seco.
Esa maniobra desencadenó una serie de choques entre ciento cuarenta vehículos. Un auto con varios pasajeros quedó prensado entre dos camiones enormes. Todos sus ocupantes murieron. Varios vehículos saltaron la baranda que divide las pistas y chocaron con autos que venían en sentido contrario, y treinta choques más se produjeron.
En cuestión de menos de un minuto, había en la autopista un caos de vehículos chocados, hierros retorcidos y cristales rotos, y un saldo de catorce muertos y ciento diez heridos. ¿La causa general del desastre? Cero visibilidad.
¿Cómo es posible evitar un accidente cuando se conduce a toda velocidad y de pronto no se ve nada por delante? Lo mismo ocurre cuando un avión lleno de pasajeros se acerca de noche a una pista de aterrizaje y de pronto se apagan todas las luces; o cuando un barco navega a toda máquina en medio de la niebla, entre arrecifes, y de pronto se apaga la luz del faro; o cuando un tren expreso entra en una estación atestada de tránsito ferroviario y de pronto ninguna señal roja o verde se enciende.
Así anda nuestra vida cuando la conducimos sin una verdadera luz espiritual. La Biblia dice que «el camino de los malvados es como la más densa oscuridad; ¡ni siquiera saben con qué tropiezan!»1 Y dice que «El sabio tiene los ojos bien puestos, pero el necio anda a oscuras».2 Porque vivir sin fe, vivir sin conocimiento de la Palabra de Dios, vivir sin la seguridad de la salvación, es vivir en tinieblas y andar en camino oscuro al borde de la perdición eterna.
Pero podemos remediar esa situación si reconocemos que Jesucristo es la luz del mundo. Todo el que lo sigue sincera y fielmente no anda en la oscuridad porque no vive en tinieblas. La luz divina de Cristo le proporciona la iluminación necesaria para evitar ciertos errores mortales y equivocaciones suicidas que le pudieran hacer perder el alma eternamente. Jesús dijo: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?»3 Como Cristo, y solamente Él, es la luz del mundo, aceptémoslo como Señor, Salvador, Maestro y Guía para que tengamos a quien nos conduzca por los caminos de este mundo, que de un momento a otro pueden tener cero visibilidad.
1 Pr 4:19
2 Ec 2:14
3 Lc 6:39
jueves, 21 de mayo de 2009
Un Mensaje a la Conciencia
21 mayo 09
LA MUERTE VINO DE ABAJO
por el Hermano Pablo
Los seis jóvenes subieron al auto, alegres, despreocupados, chispeantes, divertidos. Eran tres parejas de novios que celebraban su graduación.
Subieron al auto y emprendieron una loca carrera por los caminos del sur de Francia. Pero había demasiado alcohol en el cerebro del conductor.
En una curva del camino el auto se salió de la vía. Cayó en una acequia de tres metros de profundidad que estaba llena de agua. El auto quedó encajonado en la acequia y les fue imposible abrir las puertas. El agua comenzó a subir, y lentamente los cubrió a todos. Esos últimos momentos fueron de horror. Los golpes sufridos por el accidente, junto con la asfixia, cobraron seis vidas jóvenes al mismo tiempo.
Los titulares de los periódicos anunciaron: «Un auto lleno de jóvenes cae en una acequia y se hunde en el agua. Fue imposible para los jóvenes abrir las puertas.»
¿A qué podemos atribuir estas muertes? ¿A la insensatez juvenil? ¿A la necedad de manejar a ciento sesenta kilómetros por hora en estado de embriaguez? ¿A la fatalidad cruel y despiadada? ¿Al castigo de Dios? Muchas conjeturas se pueden hacer sin llegar a nada, pero una cosa sí es cierta. La muerte de esos seis jóvenes, tres parejas brillantes, simboliza la sociedad actual, que se halla encajonada como el auto en la acequia.
Podemos usar varias metáforas para describir la situación de nuestra sociedad. Podemos hablar de un «callejón sin salida», o de una «vía muerta» o de un «torrente irreversible». Pero siempre estaremos describiendo la misma situación: una sociedad rumbo a la destrucción inexorable. La destrucción de la familia es la prueba más evidente de ello.
¿Qué podemos hacer? El primero de los doce pasos del grupo «Alcohólicos Anónimos» dice: «Reconocemos que somos incapaces de vencer nuestro alcoholismo.» Mientras nos creemos capaces de resolver solos nuestros fracasos, nunca saldremos del infortunio. El segundo de los pasos dice así: «Sólo un poder superior al nuestro podrá cambiar nuestra condición.»
Esa condición que nos tiene dominados es el pecado que reina en nuestro corazón. Y el poder que puede rescatarnos es el poder de Jesucristo, el Hijo de Dios. San Pablo lo expresó de esta manera: «A la verdad, no me avergüenzo del Evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen» (Romanos 1:16). La única solución para la sociedad actual y para cada uno de nosotros es reconocer nuestra condición y luego aceptar el amor de Cristo. Gracias a Dios, es una solución que está al alcance de todos.
La formación de las personas es necesaria y nadie pone en duda su importancia, pero es provechozo hacer ésta reflexión.
www.conciencia.net
LA MUERTE VINO DE ABAJO
por el Hermano Pablo
Los seis jóvenes subieron al auto, alegres, despreocupados, chispeantes, divertidos. Eran tres parejas de novios que celebraban su graduación.
Subieron al auto y emprendieron una loca carrera por los caminos del sur de Francia. Pero había demasiado alcohol en el cerebro del conductor.
En una curva del camino el auto se salió de la vía. Cayó en una acequia de tres metros de profundidad que estaba llena de agua. El auto quedó encajonado en la acequia y les fue imposible abrir las puertas. El agua comenzó a subir, y lentamente los cubrió a todos. Esos últimos momentos fueron de horror. Los golpes sufridos por el accidente, junto con la asfixia, cobraron seis vidas jóvenes al mismo tiempo.
Los titulares de los periódicos anunciaron: «Un auto lleno de jóvenes cae en una acequia y se hunde en el agua. Fue imposible para los jóvenes abrir las puertas.»
¿A qué podemos atribuir estas muertes? ¿A la insensatez juvenil? ¿A la necedad de manejar a ciento sesenta kilómetros por hora en estado de embriaguez? ¿A la fatalidad cruel y despiadada? ¿Al castigo de Dios? Muchas conjeturas se pueden hacer sin llegar a nada, pero una cosa sí es cierta. La muerte de esos seis jóvenes, tres parejas brillantes, simboliza la sociedad actual, que se halla encajonada como el auto en la acequia.
Podemos usar varias metáforas para describir la situación de nuestra sociedad. Podemos hablar de un «callejón sin salida», o de una «vía muerta» o de un «torrente irreversible». Pero siempre estaremos describiendo la misma situación: una sociedad rumbo a la destrucción inexorable. La destrucción de la familia es la prueba más evidente de ello.
¿Qué podemos hacer? El primero de los doce pasos del grupo «Alcohólicos Anónimos» dice: «Reconocemos que somos incapaces de vencer nuestro alcoholismo.» Mientras nos creemos capaces de resolver solos nuestros fracasos, nunca saldremos del infortunio. El segundo de los pasos dice así: «Sólo un poder superior al nuestro podrá cambiar nuestra condición.»
Esa condición que nos tiene dominados es el pecado que reina en nuestro corazón. Y el poder que puede rescatarnos es el poder de Jesucristo, el Hijo de Dios. San Pablo lo expresó de esta manera: «A la verdad, no me avergüenzo del Evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen» (Romanos 1:16). La única solución para la sociedad actual y para cada uno de nosotros es reconocer nuestra condición y luego aceptar el amor de Cristo. Gracias a Dios, es una solución que está al alcance de todos.
La formación de las personas es necesaria y nadie pone en duda su importancia, pero es provechozo hacer ésta reflexión.
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miércoles, 6 de mayo de 2009
HIMNO DEL SENA.
CORO.
ESTUDIANTES DEL SENA ADELANTE
POR COLOMBIA LUCHANDO CON AMOR
CON EL ÁNIMO NOBLE Y RADIANTE
TRANSFORMEMOSLE EL MUNDO MEJOR.
I
DE LA PATRIA EL FUTURO DESTINO
EN LAS MANOS DEL JOVEN ESTA
EL TRABAJO ES SEGURO CAMINO
QUE EL PROGRESO A COLOMBIA DARÁ.
II
EN LA FORJA DEL SENA SE FORMAN
HOMBRES LIBRES QUE ANHELAN TRIUNFAR
CON LA CIENCIA Y LA TECNICA UNIDAS
NUEVOS RUMBOS DE PAZ TRAZARAN.
III
HOY LA PATRIA NOS GRITA SENTIDA
ESTUDIANTES DEL SENA TRIUNFAD
SOLO ASI LOGRAREIS EN LA VIDA
MÁS JUSTICIA MAYOR LIBERTAD.
IV
AVANCEMOS CON FUERZA GUERRERA
ESTUDIANTES CON FIRME TESON
QUE LA PATRIA EN NOSOTROS ESPERA
SU PACIFICA REVOLUCIÓN.
CORO.
ESTUDIANTES DEL SENA ADELANTE
POR COLOMBIA LUCHANDO CON AMOR
CON EL ÁNIMO NOBLE Y RADIANTE
TRANSFORMEMOSLE EL MUNDO MEJOR
ESTUDIANTES DEL SENA ADELANTE
POR COLOMBIA LUCHANDO CON AMOR
CON EL ÁNIMO NOBLE Y RADIANTE
TRANSFORMEMOSLE EL MUNDO MEJOR.
I
DE LA PATRIA EL FUTURO DESTINO
EN LAS MANOS DEL JOVEN ESTA
EL TRABAJO ES SEGURO CAMINO
QUE EL PROGRESO A COLOMBIA DARÁ.
II
EN LA FORJA DEL SENA SE FORMAN
HOMBRES LIBRES QUE ANHELAN TRIUNFAR
CON LA CIENCIA Y LA TECNICA UNIDAS
NUEVOS RUMBOS DE PAZ TRAZARAN.
III
HOY LA PATRIA NOS GRITA SENTIDA
ESTUDIANTES DEL SENA TRIUNFAD
SOLO ASI LOGRAREIS EN LA VIDA
MÁS JUSTICIA MAYOR LIBERTAD.
IV
AVANCEMOS CON FUERZA GUERRERA
ESTUDIANTES CON FIRME TESON
QUE LA PATRIA EN NOSOTROS ESPERA
SU PACIFICA REVOLUCIÓN.
CORO.
ESTUDIANTES DEL SENA ADELANTE
POR COLOMBIA LUCHANDO CON AMOR
CON EL ÁNIMO NOBLE Y RADIANTE
TRANSFORMEMOSLE EL MUNDO MEJOR
viernes, 2 de enero de 2009
EL AÑO DE LA SEGURIDAD VIAL EN MEDELLÍN.
Es desalentador cuando las autoridades de tránsito presentan las cifras de accidentalidad en Medellín y su Area Metropolitana, el comportamiento de los conductores, mejora levemente, esto indica que es necesario incrementar las políticas de control y continuar con la formación que imparte el Munnicipio de Medellín,el SENA y las otras instituciones.
Es importante continuar estos proyectos y darles la posición que merecen.
Este año es necesario reforzar la formación a los conductores motocilistas, que hoy según fuentes muy serias, ya son más de 300.000 en el Area Metropolitana.
Este año será el definitivo en la formación de este grupo de conductores.
Es desalentador cuando las autoridades de tránsito presentan las cifras de accidentalidad en Medellín y su Area Metropolitana, el comportamiento de los conductores, mejora levemente, esto indica que es necesario incrementar las políticas de control y continuar con la formación que imparte el Munnicipio de Medellín,el SENA y las otras instituciones.
Es importante continuar estos proyectos y darles la posición que merecen.
Este año es necesario reforzar la formación a los conductores motocilistas, que hoy según fuentes muy serias, ya son más de 300.000 en el Area Metropolitana.
Este año será el definitivo en la formación de este grupo de conductores.
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